Hacemos balance sobre el trayecto después de cuatro años de andadura en Jinámar y no podemos más que sentirnos satisfechos por la aventura.
Cuando en el 2014 nos planteamos intervenir en el Valle de Jinámar, no podíamos imaginar cuánta aceptación iba a generar en su comunidad y, consecuentemente, cuánta ilusión provocaría. A día de hoy son muchos los alumnos y familiares que han sido y continúan siendo beneficiarios de Barrios Orquestados. Un barrio que ha sido frontera histórica entre dos municipios y también frontera entre dos sensaciones, la del cariño y el olvido; la de la atención y el abandono. Y estas sensaciones polarizadas han convertido a su gente en una comunidad luchadora, enérgica y sensible.
Barrios Orquestados no puede más que mostrar en estas exiguas palabras su agradecimiento al barrio, a los alumnos y alumnas, a las familias, a los vecinos que han participado durante todo este tiempo en el crecimiento del proyecto, pues directamente se han convertido en agentes de relieve sobre su propio entorno, propiciando una transformación silenciosa ante el ruido imperante, aportando, entre todos, un poco de sonido armonizado, silencio y esperanza.
Y con todos ustedes: ¡Jinámar!