Las personas no pertenecemos a donde nacemos sino a donde echamos raíces. Esther Hernández se siente jinamera a pesar de haber llegado al barrio desde las Remudas. Dieciséis años han pasado ya desde que se instaló en su casa del Cortijo de Belén donde hoy día cría a su hija Mariam de 12 años.
Las madres del barrio son luchadoras. Es lo que Esther percibe día a día desde la plataforma por la dignidad Avanza con Esperanza. Un espacio de apoyo a las mujeres del vecindario de la que es presidenta y que creó como terapia a la depresión. Encontrar un motivo por el que vivir y ayudar a otras personas a superar sus dificultades han sido desde entonces su motor de vida. Una labor que desempeña desinteresadamente en colaboración con otras mujeres de la zona, ´Madres-DIANA` involucradas y preocupadas por sus hijos y el desarrollo de su entorno, Jinámar.
Como madre y colectivo Esther conoce el potencial del barrio y las necesidades por las que pasa pero confía en que iniciativas como Jinámar en nuestras manos y otros proyectos de gente buena sitúen al barrio y a sus vecinos en el lugar que les corresponde.