Conocemos a Iris Rodríguez Barrameda, una joven de Jinámar recientemente graduada en Historia. El pasado julio, Iris expuso su trabajo final de grado titulado Poligoneras. Mujeres en el Movimiento Vecinal del Valle de Jinámar en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Un estudio que demuestra la importancia del papel de la mujer en el movimiento vecinal de Jinámar, por el cual ha obtenido una Matrícula de Honor.
Iris es vecina de toda la vida del Valle de Jinámar y la orgullosa nieta de Fátima Méndez, una de las mujeres que formó parte del movimiento vecinal de Jinámar en los años 80 que pugnó por una mejora del barrio. Precisamente las vivencias de su abuela, junto a su pasión por la Arqueología desde la infancia, incitaron a la joven a realizar sus estudios en Historia, contando además con el apoyo incondicional de su abuela, que es su principal admiradora.
Asimismo, la etapa del instituto fue, en las propias palabras de Iris, “una época muy bonita”, que le influyó mucho para realizar sus estudios superiores. En su trabajo fin de grado Iris busca una nueva definición para la palabra poligonera: “Queríamos darle un nuevo significado, dignificar esa palabra y sentirnos orgullosas”.
“Queríamos darle un nuevo significado, dignificar esa palabra y sentirnos orgullosas”.
Como ella misma explica, “Mi trabajo Poligoneras. Mujeres en el Movimiento Vecinal del Valle de Jinámar decidí hacerlo porque me he criado escuchando a mi abuela todo lo que sufrieron y lo que lucharon para conseguir dotar al barrio de la infraestructura necesaria”. Además, añade por qué aborda su trabajo desde este punto de vista: “porque las investigaciones sobre espacios socio urbanos de exclusión siempre es desde una perspectiva androcéntrica, entonces yo quería hacerlo desde una perspectiva de género”.
Fátima, junto a su nieta, nos pone al día con el contexto que vivió Jinámar hace décadas: “Todo era con manifestaciones, porque si no hacías manifestaciones, no te hacían caso. Manifestaciones para que nos pusieran una guagua; luego, manifestaciones para que nos pusieran un colegio. Siempre estábamos en lucha: Luchas por las carreteras, luchas para que nos pusieran las luces de todo el barrio, que no tenía…”.
Con respecto a la acogida de su trabajo final de carrera, destaca: “Estoy muy contenta porque la gente lo ha acogido muy bien, y sobre todo lo he hecho no solo por las mujeres que participaron, sino por la gente de mi edad y por que la gente que viene detrás de mí conozca la lucha que tuvo de Jinámar y lo importante que fue”.
“Tenemos que estar ahí, apoyándonos unos a otros como se hacía antes. Lo colectivo, la unión”.
Mirando hacia el presente de Jinámar, Iris afirma: Nadie nos saca. Si no lo hacemos nosotros entonces, ¿quién lo va a hacer? Tenemos que estar ahí, apoyándonos unos a otros como se hacía antes. Lo colectivo, la unión”.
Ahora, con la carrera terminada, su proyección es hacer el Máster de Arqueología, siguiendo la estela de su sueño; luego, realizar el Máster de Estudios de Género, que tanta importancia tiene en sus investigaciones; y finalmente, retomará sus estudios sobre Jinámar, pero en forma de tesis doctoral, mostrando todo el potencial que tiene Jinámar.
Iris es el vivo ejemplo de la importancia que tiene perseguir los propios sueños y trabajar por un futuro mejor entre todos, el espíritu que se quiere conseguir con todos los vecinos y vecinas de Jinámar a través de Jinámar en nuestras manos.
* Gracias a la biblioteca Jane Millares Sall y al IES Jinámar por permitirnos grabar en sus instalaciones.