IVÁN TORRES. Cantante

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Hoy en día, que soy reconocido como el cantante de Efecto Pasillo, no hay nada más gratificante para mí que el orgullo de la gente de mi barrio por saber que soy de allí, de Jinámar. Un barrio que esconde muchas penurias pero también muchísimo talento, historias inspiradoras, triunfos, luchas memorables y personas tan fuertes y respetables como las de cualquier lugar del mundo.

Nací en 1982 y viví en Jinámar desde enero del 83 hasta que cumplí treinta años, aproximadamente. Con esto que te cuento sólo pretendo hacer memoria y dedicarle unas líneas a mi historia en relación con El Barrio: Jinámar. Desde la tercera fase hasta mi última actuación en Miami, hace algunas semanas, ha llovido mucho y esto me lleva a pensar en la cantidad de decisiones y direcciones que uno ha de ir tomando en su camino. Podía haber elegido no estudiar y pasarme las horas en la calle haciendo de todo, incluso trabajar, pero no lo hice. En el Colegio Europa podía haber decidido escaparme o simplemente no coger un libro y dejarme arrastrar por la pereza pero tampoco lo hice. Jugué al fútbol en los equipos del barrio hasta que ya no me apeteció y jugué al fútbol con los colegas del bloque hasta que nos echaban los vecinos; pero siempre volvía a casa a merendar, a hacer los deberes y a estudiar para el siguiente examen.

Mis amigos provenían de familias muy distintas: desde clase media hasta familias donde se tiraba hacia delante como se podía. La mía es muy humilde. Se ha sacrificado y trabajado mucho para poder estar yo hoy aquí escribiendo estos párrafos. Me enseñaron la importancia del trabajo y la humildad.

Lo que trato de decirte es que mi barrio, nuestro barrio, no definió mi vida por el mero hecho de vivir aquí. Lo que quiero decir es que no importa tanto dónde vives sino cómo decides vivir. Los límites y las barreras los pone nuestra mente, no el lugar donde vivimos. Cada uno puede tener un gran proyecto de vida sólo hay que ir dibujándolo a base de pequeñas grandes decisiones del día a día. Ya sé que esto es muy complejo y que cada familia y cada casa, como cada persona, soportan situaciones muy diferentes y que las opciones no son las mismas. No obstante, sí sé que se puede caminar, aunque sea un poco a ciegas, en la dirección que sueñas y que te hace bien. De esa forma te alejas de lo que no te conviene: de la carencia de sueños, de la falta de ilusión. Esto no lo da el dinero (aunque a veces sí lo facilita), sino la intuición propia y la educación. Hay que equivocarse muchas veces para aprender mucho más. Hay que arriesgarse. Hay que creer que podemos alcanzarlo. Y esto no te lo regala ni El Barrio, ni nadie. Tampoco te lo arrebata.

Sé que lo imposible se puede lograr y me alegra saber que Jinámar está en nuestras manos.

 
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