Heriberto es el arquitecto encargado de la rehabilitación en Jinámar. Isabel, una vecina orgullosa de su barrio y de la reforma de su edificio.
«Jinámar es como una gran ciudad, está muy bien comunicada, localizada perfectamente y tiene unas dotaciones que le confieren esa independencia diferenciadora con el resto de municipios.
Mi edificio apenas tenía ventana en escalera.
Todas las paredes estaban mal, pero menos mal que hicieron esa rehabilitación porque nos hacía bastante falta.
Inicialmente, nosotros hemos ido de menos a más.
Es una rehabilitación que es bastante compleja: todo lo que son las fachadas, cubiertas, zonas comunes, las instalaciones tanto de agua como de luz y sobre todo, en las torres, el tema de los ascensores.
Nos rehabilitaron este parque, donde los niños pueden jugar tranquilamente, pusieron las luces de emergencia, antes no había, y claro, eso en sí es una cosa fundamental en un edificio.
Yo creo que los vecinos se sienten agradecidos, ven que se manifiesta una preocupación por ellos, se mejoran esos espacios que ellos han visto cómo se han degradado, ellos también intervienen en rehabilitar sus espacios y en preocuparse por cuidar lo que está rehabilitado.
En mi bloque, por ejemplo, lo intentamos cuidar.
Han pasado bastantes años sin poder hacer un cambio así.
El objetivo final de la rehabilitación es que la gente se sienta orgullosa de su barrio, que la gente tenga buena calidad de vida, que su barrio le represente y la gente diga: yo vivo ahí.
Estoy orgullosa de vivir en Jinámar.
Vivo, viviré y moriré aquí en Jinámar.
Eso lo tengo más que claro.»